Un robot también es capaz de crear: ya no se necesita una persona

¿Cuál será el arte del futuro?

No hace mucho tiempo, incluso las predicciones más optimistas sobre las perspectivas de la automatización decían que era imposible imaginar, por ejemplo, un coche de conducción autónoma. Navegar en condiciones reales de tráfico ha parecido durante mucho tiempo un reto demasiado grande para formalizarlo como un programa informático. Pero ya existe un debate sobre las consecuencias para la humanidad de pasar al transporte automatizado. Además, incluso una aplicación mediocre de juegos para teléfonos móviles puede competir seriamente con los grandes maestros más fuertes del mundo. La automatización de la tramitación de solicitudes de préstamos, la redacción de textos como comunicados de prensa o incluso la poesía copiada, y la formación de nuevas colecciones de ropa para el consumo masivo, son ya una realidad. En el campo del diagnóstico médico, la robotización se está desarrollando, y se están diseñando máquinas capaces de cocinar alimentos, cuidar a los enfermos, etc. Sin embargo, hay un tipo de actividad humana que, por definición, no es susceptible de ser automatizada. Nos referimos a las actividades creativas y a la capacidad de crear obras de arte.

¿Es un robot capaz de dominar los métodos creativos

Desde el siglo XX, se acepta que el uso posterior de ese patrón carece de sentido en cuanto se reconoce una práctica en la que se crea la obra de un artista. La esencia de la creación de un artista consiste en hacer una obra de arte lo más irreconocible posible, jugando con el límite entre lo que ya se conoce y lo que no. Así, en el caso del arte, estamos ante la actividad de crear patrones cada vez más difíciles de reconocer y desarrollar un sistema cada vez más complejo para identificarlos. Muchos expertos, por su parte, creen que su historia y su fisiología determinan el trabajo del artista contemporáneo; es demasiado poco libre debido a razones económicas y a su conexión con la historia del arte. Pero, de todos modos, la capacidad de producir soluciones no automatizadas, que dan lugar a obras de arte con nuevos patrones antes no reconocidos por la historia del arte, sigue siendo reconocida como una de las características que definen al ser humano. Y si un robot humano puede mostrar el nivel necesario de libertad creativa, en algún momento igualará o superará a los humanos.

Creatividad robótica

El desarrollo de la tecnología moderna va en todas las direcciones, y la inteligencia artificial afirma cada vez más su posición en la escena artística. Imaginar el arte contemporáneo de los últimos años sin la intervención de la inteligencia artificial es ya complicado. Y no se trata tanto de un nuevo futuro como de un presente concreto. Los sistemas de autoaprendizaje llevan mucho tiempo poniendo a prueba la creatividad. Por ejemplo, en 1970, los científicos diseñaron un algoritmo que podía escribir textos en prosa, aunque en aquel momento todavía carecían relativamente de sentido. Desde entonces, las redes neuronales han aprendido a dibujar, componer música y poesía y crear guiones de películas. El principio de todos los algoritmos es similar: analizan una amplia gama de obras de arte y "crean" las suyas propias basándose en los patrones resultantes: un cuadro, una composición musical, una novela, etc. La creatividad de las redes neuronales se está institucionalizando poco a poco. Por ejemplo, en 2016 se celebró por primera vez un concurso de obras de arte creadas por robots. Este año, el algoritmo PIX18, inventado por Creative Machines Lab, ganó el gran premio, dotado con 40.000 dólares: fue elogiado por su buen trazo y su capacidad para generar obras a partir de las fotos de que dispone. La estructura y las pinceladas, por otra parte, se consideraron cercanas al estilo de Van Gogh'..

Percepción de las obras

Sin embargo, hay otra cuestión fundamental: la novedad. También es el criterio por el que evaluamos las creaciones de los artistas. Si los algoritmos no dibujan ni procesan fotos, sino que, por ejemplo, pintan cuadros abstractos, ¿pueden crear realmente algo nuevo? Los desarrolladores del Laboratorio de Inteligencia Artificial y Arte de la Universidad de Rutgers han intentado responder a esta pregunta creando la Red Adversarial Generativa (GAN). Anteriormente, el algoritmo aprendía a partir de las respuestas de un único discriminador: analizaba imágenes, dibujaba las suyas propias y comprobaba el resultado. Producía imágenes similares a las que había aprendido antes. El equipo dio el siguiente paso en el desarrollo de la red y añadió un segundo discriminador, que compite con el primero. Ahora la red neuronal analiza miles de cuadros y, basándose en una muestra tan grande, genera una lista de condiciones según las cuales el cuadro creado puede clasificarse como obra de arte. Al mismo tiempo, un segundo discriminador elabora una lista de estilos y comprueba la similitud del cuadro con ellos: realiza una operación de verificación. Cuando la imagen es reconocida como una obra de arte y no es idéntica a ningún estilo preexistente, nace una nueva imagen. Además, las redes neuronales ya son capaces de crear dibujos animados. Los programas informáticos pueden alinear las imágenes que ellos mismos han dibujado en una secuencia de vídeo. El sistema adapta soluciones únicas para la creación automatizada de collages, simulando pinceladas sobre un lienzo. El software puede actuar técnicas de pintura utilizando procesadores multinúcleo: cada hilo controla un pincel diferente. Permite "mezclar" pinceles en combinaciones imprevisibles, lo que resulta en un efecto más creíble. El proceso de dibujar -por ejemplo, un retrato- comienza marcando las regiones de interés: ojos, boca, cejas, etc. La aplicación utiliza el método de crecimiento por vecindad para dividir la imagen y justifica los bordes de cada "área". A continuación, pinta cada segmento. Teniendo en cuenta la luz y las condiciones ambientales, puede "pintar" con lápices, pasteles, acuarelas y lápices de colores. El número de estas posibilidades técnicas aumenta constantemente. Un robot consiguió cautivar a un público con una composición musical, por lo que pensaron que la había escrito un humano. Y una novela corta escrita por un robot japonés estuvo a punto de ganar un premio literario. Esto plantea otra cuestión crítica: la de la percepción del arte por parte del consumidor. ¿Existe una distinción entre nuestra percepción de una obra creada por un humano y la "generada" por un robot? Hoy en día se han desarrollado recursos para reconocer quién ha escrito un determinado poema: un bot o un humano. La respuesta no siempre es obvia. Es un territorio ambiguo. Hay obras en el recurso escritas por robots, aunque la gente las haya atribuido a la autoría humana. En consecuencia, podemos suponer que estos algoritmos superan la prueba de Turing para la poesía. Un ordenador debe convencer al 30% de los humanos de su "humanidad" para pasar la prueba. Sin embargo, no sólo podemos confundir lo que ha escrito un bot con la obra humana, sino que, a la inversa, confundimos la obra de los humanos con la de los robots. Hay una mezcla de niveles, una nueva comprensión de los textos y los significados, en la que la línea entre la ilusión y la autenticidad se difumina como estamos acostumbrados.

La creatividad es un impacto emocional

Otra cuestión está relacionada con la esencia del trabajo artístico: en qué se diferencia de copiar y reproducir experiencias pasadas. El psicólogo estadounidense Colin Martindale propuso una original teoría de la creatividad. Según sus investigaciones, el objetivo principal del creador es evocar la excitación emocional del consumidor. Se puede conseguir por varios medios: la novedad, la complejidad de las ideas, el desafío intelectual, la ambigüedad y la ambigüedad de las interpretaciones y los mensajes. Una sociedad en la que el nivel de excitación deja de crecer (o empieza a decaer) se degrada. Martindale distinguió dos etapas del proceso cognitivo. El primario es el pensamiento no dirigido e irracional, como los sueños o la ensoñación. El secundario es consciente y conceptual; es la solución de problemas concretos y el uso de la lógica. Aplicó una lente similar al proceso creativo: la conciencia conceptual puede discernir y pensar lógicamente, pero no puede crear o deducir algo que no conocía antes, ex nihilo nihil fit -nada viene de la nada-. El pensamiento primordial puede establecer analogías, construir cadenas de asociación y comparar, generando nuevas combinaciones de elementos mentales. Produce la materia prima que el pensamiento conceptual puede procesar. La GAN descrita anteriormente funciona según un principio similar: una red neuronal "distingue" y la otra "compara y encuentra asociaciones". El algoritmo sigue la teoría de la creatividad, produciendo nuevos lienzos que provocan una respuesta emocional en las personas.

Las redes neuronales ayudan al creador

El arte y la tecnología siempre se han cruzado y alimentado mutuamente (basta recordar el Renacimiento, los experimentos de Leonardo y Miguel Ángel). Los nuevos materiales, enfoques e inventos han permitido a menudo a los artistas crear obras maestras y formas artísticas completas. Así que, además de la "creación" autónoma de poemas, pinturas y música, las redes neuronales ayudan ahora a los científicos a realizar investigaciones innovadoras. El desarrollo de la industria musical moderna se centra en patrones clasificados que ayudan a construir literalmente un modelo matemático de la música y a "programar" el efecto deseado al escuchar una composición. En colaboración con Crimson Technologies, un equipo internacional de investigación de universidades de Japón y Bélgica ha dado a conocer un particular dispositivo de aprendizaje automático que puede identificar los estados emocionales de los oyentes y generar contenidos fundamentalmente nuevos a partir de la información recogida. Según los expertos, las máquinas y programas de creación de canciones dependen directamente de los sistemas de composición automática; su volumen predeterminado y almacenado de material musical listo permite componer sólo pistas similares. Los desarrolladores de estos programas quieren proporcionar a las "máquinas" información sobre el estado emocional de una persona'. En su opinión, esto debería ayudar a aumentar la interactividad de la experiencia musical. Los científicos han llevado a cabo un experimento en el que los sujetos escuchaban música con auriculares con sensores de actividad cerebral. Los datos combinados del EEG se transmitieron a un compositor robótico. El resultado fue un mayor compromiso y una respuesta emocional más intensa de los oyentes ante determinada música. Este tipo de interfaces conectadas emocionalmente tienen potencial, ya que pueden utilizarse en el ámbito de la salud para motivar a las personas a hacer más ejercicio o simplemente animarlas y levantarles el ánimo.

El arte de ver

En El arte de ver, John Berger (Berger) señaló que la visión es primordial para el lenguaje. El conocimiento afecta a nuestra apreciación. Según Berger, cualquier imagen es simplemente una de las muchas formas de ver, pero nuestra percepción de una imagen depende de la forma de ver que utilicemos. Así, la discusión sobre la creatividad de los algoritmos nos motiva a pensar no sólo en cómo los programas "crean" sino también en cómo nosotros mismos percibimos la creatividad. Las redes neuronales pueden escribir poemas, y a veces los confundimos con los humanos, pero nuestra percepción y lectura les dan sentido. Por ejemplo, para un algoritmo, las palabras, los trazos, los colores y los sonidos no son más que un conjunto de signos que puede reunir en una estructura rítmica. Es una materia prima detrás de la cual el robot no ve el contenido, el campo del significado. Al menos, todavía no. Los robots no pueden dar significado a los objetos, ni pueden dar un valor cultural global a las obras. Una IA puede crear una sinfonía ingeniosa o una combinación de rimas organizadas correctamente de forma gráfica. Aun así, sólo el reconocimiento humano permitirá que todo esto alcance el estatus que muchos desean: que sea realmente arte, no que lo parezca.

La inteligencia artificial como herramienta artística

Como todo lo relacionado con la inteligencia artificial, nadie sabe con exactitud cómo evolucionará esta tecnología en el futuro. Sin embargo, cada vez son más los expertos que proponen teorías sobre una nueva relación hombre-máquina centrada en la cooperación y no en el dominio de uno sobre el otro. Muchos investigadores ven la IA como una herramienta para ayudar a las personas a crear emocionantes obras de arte en el futuro. La creatividad de la inteligencia artificial puede potenciar la imaginación: disponer de mejores herramientas para la creatividad permitirá a más personas desarrollarse y a los artistas llegar mucho más lejos de lo que podrían haber llegado por sí solos.

El uso de la inteligencia artificial en el arte contemporáneo

Las herramientas basadas en la IA ya se utilizan para automatizar procesos que consumen mucho tiempo y que antes debían hacerse manualmente. Y los resultados no muestran una potencial invasión de la IA en el trabajo del artista humano, sino un beneficio para la creatividad. Las empresas que crean herramientas creativas que se han convertido en el estándar del sector han ido añadiendo funciones de IA a su innovador software digital en los últimos años. Esperan que acelere el flujo de trabajo automatizando su componente rutinario, dando a los artistas más tiempo para la autoexpresión y la experimentación. La IA se integra en el software de forma discreta, pero tiene un impacto sorprendentemente significativo, desde las herramientas de aprendizaje automático que hacen más rápida la búsqueda de fotogramas de vídeo específicos hasta las funciones que permiten colorear dibujos de contorno con sólo pulsar un botón. Las mejores funciones de IA pueden ayudar a los artistas liberándolos de rutinas repetitivas. Esta opinión se basa en un estudio de Pfeiffer Consulting en el que una gran parte de las profesiones creativas expresaron que no temían ser sustituidas por la IA y que ven el principal potencial de la IA y el aprendizaje automático aplicado a tareas tediosas y no creativas. Por ejemplo, esto podría significar una función de recorte de fotos inteligente que reconozca automáticamente el sujeto en el encuadre o el etiquetado automático para ayudar a la gente a encontrar fotos de archivo más rápidamente. Dicho esto, el control del artista sigue siendo necesario. La IA no puede sustituir la inspiración creativa. Otras funciones basadas en la IA pueden tener un impacto significativo en la productividad del proceso creativo. Una de las funciones, por ejemplo, es la generación de etiquetas para las descripciones de los vídeos o la selección de fotos similares en Internet. Otras herramientas de IA pueden encontrar usos más severos en el trabajo de un artista, como la herramienta de coloreado automático creada para los cómics y la animación. Con un poco de información del artista, el programa puede colorear automáticamente una imagen en blanco y negro. Las herramientas de coloreado basadas en la IA pueden desempeñar un papel importante en el futuro de la animación bidimensional; pueden dar al artista la libertad de experimentar al no tener que dedicar tiempo a colorear cada fotograma. La automatización de una gran parte del proceso deja más tiempo para las diferentes ideas y el aprendizaje de otras opciones de lenguaje visual, ya que pueden aplicarse mucho más rápidamente. La IA se enseña a través de conjuntos de dibujos de contorno realizados a partir de ilustraciones en color. El sistema está construido sobre un algoritmo de aprendizaje profundo que combina herramientas de visión por ordenador, como las que se utilizan en los coches no tripulados, con sistemas de creación de contenidos visuales. Es fundamental señalar que los artistas conservan los derechos de autor de las imágenes cargadas y generadas, y los datos nunca se publicarán. Los desarrolladores son optimistas en cuanto a que las herramientas que crean servirán para beneficiar a los artistas en lugar de intentar sustituirlos. Creen que las funciones basadas en la IA son simplemente un tipo de herramienta dentro de las posibilidades del arte digital, y los creativos utilizarán estas herramientas de la mejor manera posible. La creatividad computacional no sólo vive de la pintura. Las máquinas también pueden componer música mediante un sistema de inteligencia artificial.

La IA afectará a todo el mercado del arte


La inteligencia artificial no es una amenaza directa para los artistas. Pueden utilizarla en sus obras, siempre que los algoritmos y los datos de entrada estén abiertos a la reproducción o sean creados por ellos. Sin embargo, a largo plazo, el avance del arte con IA tendrá consecuencias tangibles para el mercado. Existe la opinión de que, con la llegada de la nueva tecnología, el arte sin IA se transformará. Del mismo modo, la invención de la fotografía influyó en su día en el desarrollo de la pintura: dio lugar al impresionismo, al expresionismo y a otras escuelas interesadas en expresar las emociones y la percepción humana única. Según muchos artistas, la IA dará lugar a formas novedosas e incluso a obras conceptuales inesperadas y provocativas en la pintura. Al fin y al cabo, este tipo de arte es una representación directa de la descripción. A pesar de ello, nuestra percepción del arte está saturada de emociones. En este sentido, será difícil que la inteligencia artificial se acerque a los autores vivos. Así, los graves cambios en el desarrollo de los medios técnicos han afectado a todas las esferas de la actividad humana, incluida la creatividad. Durante las últimas décadas, la cultura ha experimentado cambios globales debido al desarrollo de la tecnología: informática y digital, debido a lo cual se están formando nuevos géneros artísticos. Se han abierto posibilidades creativas extremas en ámbitos como la realidad virtual, la animación tridimensional, Internet y los sistemas interactivos. La IA está lejos de ser un mito. Aunque la creatividad, según muchos, puede excluir la introducción de tales innovaciones, como en cualquier ámbito, la IA tiene un lugar en la cultura. La IA ha enriquecido las artes con nuevas herramientas y posibilidades, y su uso racional de la inteligencia artificial aporta muchos beneficios.